Te acercas a mirar asustado a través del agujero en la pared, como si lo que vas a ver se te pudiera clavar en el ojo. Encuentras al futuro al otro lado, pero no dice nada, no suelta prenda. Y tú, con preguntas, y con tu ansiedad.
Te retiras, pero el agujero no. Puedes volver a mirar, pero las respuestas no están allí. Ya lo sabes, estás ansioso, pero el futuro no suelta prenda.

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