La ola se escondió bajo el mar,
ocultándome lo blanco de su espuma
para dejarme ver entonces
la arena mil veces maltratada
y los trozos de conchas rotas
con el rítmico vaivén de su danza.
La ola se escondió bajo el mar,
ocultándome lo blanco de su espuma
para dejarme ver entonces
la arena mil veces maltratada
y los trozos de conchas rotas
con el rítmico vaivén de su danza.
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